HABILIDADES PARENTALES: UN CUIDADO PARA NUESTROS NIÑOS Y NIÑAS
Cuando hablamos de “Habilidades Parentales” nos referimos a las capacidades prácticas que poseen las madres, padres o personas adultas significativas de un niño, niña, y/o adolescente para cuidar, proteger y educar a sus hijos , asegurándoles un ambiente sano y un desarrollo integral.
Todo lo anterior se ve expuesto a múltiples variables que influyen en la forma como va desarrollándose este crecimiento integral del niño/a, en donde factores genéticos hereditarios de los padres o de los cuidadores estarían moldeados además por historias de vida, la cultura y contextos sociales que están en el presente o en la historia pasada de los padres, generando una forma particular de responder a las múltiples necesidades de sus hijos/as y que condicionan estas capacidades e influyen en el involucramiento con el hijo/a. A ello sumar la etapa evolutiva de los hijos y a sus múltiples necesidades que hoy nuestros jóvenes presentan, como una forma de adaptarse a un mundo que les exige cada día más en todo sentido.
El desarrollo de los procesos parentales de los padres está fuertemente influenciado por factores como pobreza multidimensional, ambientes delictuales, dinámicas familiares de violencia, maltrato, abuso sexual, presencia de abuso de alcohol y drogas, entre múltiples riesgos psicosociales, como también la connotación social de lo que significa ser “ buen padre o buena madre”, junto con ello cobran gran importancia los estilos de apego que van desarrollándose, y elementos que conforman la personalidad del niño/a como el temperamento y el carácter, así también factores resilientes que permite al ser humano sobreponerse ante las adversidades.
Las competencias parentales además involucra habilidades sociales de los cuidadores como empatía o procesos de mentalización que permiten estar en sintonía emocional con el niño/a y responder adecuadamente a las necesidades fisiológicas como comer, dormir ; cognitivas como explorar, descubrir, estimular en el aprendizaje; emocionales y sociales como regulación y expresión de emociones, seguridad y autonomía entre otros aspectos. Ante momentos de estrés o desregulación emocional del niño/a esto es fundamental, porque garantiza avances significativos en el desarrollo infantil o puede propender al surgimiento de una psicopatología.
La misión de la crianza responsable de un hijo es una tarea difícil, pero cuando se integra una variable significativa que es con “amor”, muchas limitantes ya no son relevantes.
En este sentido, el Plan Elige Vivir sin Drogas impulsado por el Presidente Sebastián Piñera está buscando todas las instancias para entregar a los padres o figuras significativas herramientas y orientaciones que permitan desarrollar la crianza de nuestros hijos/as de la mejor manera posible. Es fundamental antes que todo, recordar que también fui niño/a, reconocerme desde mi experiencia como una persona con capacidades y debilidades como adulto que soy, con mis miedos, frustraciones y experiencias significativas y que muchas veces guardan recuerdos hermosos y otros dolorosos, pero es mi propia historia y debemos evitar traspasar a nuestros hijos esa carga emocional, porque ellos hoy, deben construir sus propias historias y nosotros ser sus acompañantes y guías en la co_construcción de una historia particular en donde ese ser humano necesita identificarse, sentirse seguro, validado pero por sobre todo amado.
Somos seres sociales por naturaleza y todos necesitamos sentir amor y sentirnos amados pero por sobre todo los niños/as que están en proceso de formación y que les permitirá ser adultos con capacidades en un futuro y a su vez les permitirá responder a las necesidades que demanden sus hijos y estos hijos a sus hijos.
No perdamos la oportunidad única de disfrutar con ellos el proceso de maduración , exploración e identificación, en donde los héroes de sus vidas somos nosotros mismos, “sus padres” de los cuales esperan protección, seguridad, valoración pero por sobretodo amor.