JÓVENES EGRESAN DE REHABILITACIÓN Y ENTREGAN MENSAJE SOBRE EL CONSUMO DE ALCOHOL Y OTRAS DROGAS
En el Centro Alfonso Baeza, parte de la red de centros de tratamiento de SENDA, tres jóvenes egresaron de su proceso y comenzarán estudios superiores con nuevas esperanzas tras haber superado su consumo problemático de drogas.
En la región, son 27 los centros de la red de SENDA que entregan atención ambulatoria o residencial para jóvenes y adultos consumidores de alcohol y drogas. Una vez que las personas son dadas de alta tras recibir atención médica, psicológica y social, pueden ser egresados finalizando un proceso que, como ellos mismos dicen, cambia su vida.
“Es satisfactorio y emocionante para nosotros como SENDA regional ver los procesos exitosos de personas que se acercan a los centros a pedir ayuda para dejar atrás el consumo de alcohol y drogas y viven un cambio profundo en su manera de pensar, actuar y su forma de vida. En cada proceso hemos podido confirmar que el entorno familiar y amistades son fundamentales para la prevención del consumo y rehabilitación. A los jóvenes que egresaron recientemente les deseo éxito en sus proyectos y los llamo a ser agentes protectores de sus pares para evitar que otros niños y jóvenes caigan en el consumo de alcohol y otras drogas”, señaló la directora regional Fernanda Alvarado.
Yuliana de 20 años explica que en el peor momento “ni siquiera cuidaba mi aspecto ni mi salud, mi color de piel cambió, tenía las manos oscuras y quemadas, sólo pensaba en consumir”. Hace un par de años y tras experimentar con marihuana y luego mezclarla con pasta base, comenzó el proceso de adicción, el que duró varios meses. “Yo iba sin dormir al colegio, le robaba plata a mi mamá, vendía mis cosas…mi mamá supo que estaba consumiendo cuando llevaba cuatro meses y comenzó a caer en depresión y lloraba mucho”.
“Cuando ya habían pasado 9 meses de empezar a consumir, mis papás me trajeron al centro. Yo vine por ellos, por mi mamá especialmente, y entré el 20 de noviembre de 2019 internada. Ahí me di cuenta que me servía mucho a mí, que esto no sólo era por mi familia, sino por mí”, relata la joven.
Yuliana finaliza con un mensaje a otros jóvenes: “Estuve un año internada, fue un proceso duro, pero se puede y el apoyo de los terapeutas es muy importante. Este programa es una ayuda muy grande, es difícil al principio, pero después aprendes mucho y te distraes, están los recursos para salir adelante y por eso les llamo a otros jóvenes que pidan apoyo. Estoy feliz y orgullosa de este proceso”.
Un mensaje similar entrega Fabián, de 19 años, que relata que “empecé a fumar marihuana a los 12 y entremedio probé otras cosas. A los 15 comencé con cocaína y cuando me metí ya no pude parar. Te atrapa…a veces despertaba y lo primero que pensaba era en eso”.
Fabián señala como llegó a darse cuenta que necesitaba ayuda. “Me di cuenta que no podía dejarlo y le conté a mi mamá para pedirle ayuda. Empezamos a buscar, primero llegué a un centro con atención ambulatoria a preguntar, conocí a uno de los profesionales y les dije que necesitaba internarme porque yo no podía salir…necesitaba que me encerraran para dejarlo. Estaba dejando de lado otros ámbitos de mi vida y alejando de mi familia y eso es lo que más pena me daba”.
“Desde el día que ingresé estuve en abstinencia absoluta. Fue una buena experiencia estar acá por el apoyo de los terapeutas, son un amor y quieren lo mejor para tí. Siento que me había perdido en el camino de lo que quería, pero seguía pensando en mis proyectos de vida por eso tenía que dejar la droga. Si uno quiere dejar una adicción debe buscar apoyo partiendo de quienes están más cerca, por ellos y por uno mismo”.