Radiografía al proceso de recuperación del consumo de alcohol y drogas: El trabajo de SENDA en Atacama
El trastorno por consumo de sustancias es una enfermedad crónica recuperable, en la cual a partir del tratamiento y rehabilitación resulta posible alcanzar una recuperación global. La mayoría de las veces esto involucra un proceso complejo y a largo plazo, marcado por ciclos de mejora y de recaídas, hasta poder alcanzar una recuperación sostenida. Así, las personas logran la abstinencia o una variación en el patrón de consumo, lo cual les permite mejorar su salud, su funcionamiento social y su calidad de vida.
Pero ¿cuánto sabemos sobre el proceso que transita una persona desde que decide someterse a un tratamiento hasta cuando logra su recuperación?
Como parte de su quehacer, el Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (SENDA) trabaja para facilitar el acceso y la equidad en la atención, a toda persona que presente consumo problemático de alcohol y otras drogas; y que por ello requiera atención especializada.
Para ello posee una oferta programática de tratamiento en todo el país, con planes que varían de acuerdo a la evaluación en cada caso. Además, dispone del Fono Drogas y Alcohol 1412, el cual es un servicio de consejería y orientación especializada que atiende las 24 horas del día, los siete días de la semana, a personas que requieren contención o buscan información sobre las alternativas de tratamiento.
Un mes para generar conciencia
Durante estos días, SENDA está impulsando el “Mes de la Recuperación del Consumo de Alcohol y Otras Drogas”, un momento propicio para conocer los desafíos que enfrentan las personas en su camino hacia la recuperación, recalcando la importancia del tratamiento y la integración social en este proceso.
Al respecto, la Directora Regional de SENDA Atacama, Martha Palma Pizarro, afirma que “queremos recordar que escuchamos a través del Fono Drogas y Alcohol 1412, apoyamos a quienes necesiten tratamiento y acompañamos a quienes han finalizado su proceso de recuperación, a fin de que puedan recuperar la autonomía en sus vidas”.
Asimismo, señala que “lo importante es que la recuperación es posible y que el apoyo de la familia es fundamental en este proceso”, haciendo un llamado a las personas a “que no tengan miedo a pedir ayuda”. Además, sostiene que “en la medida que todos y todas nos hagamos responsables de derribar barreras, reducir estigmas y construir una sociedad más inclusiva, la integración de personas que han finalizado un tratamiento de consumo de drogas será mucho más fácil”.
El tratamiento en la región
En la región de Atacama SENDA opera a través de 13 centros de tratamiento, donde atiende mensualmente a cerca de 300 personas en diferentes de modalidades y programas.
Dentro de los programas se encuentran: el Programa de Tratamiento para Población General Adulta, el Programa de Tratamiento para Población Específica Mujeres, el Programa de Tratamiento para Niños, Niñas y Adolescentes Población General y el Programa de Tratamiento Integral para Adolescentes y Jóvenes Ingresados al Sistema Penal por Ley N°20084 con Consumo Problemático de Drogas/Alcohol y Otros Trastornos de Salud Mental.
Existen tres tipos de planes, que varían de acuerdo al programa y la evaluación que determine el profesional a cargo, los cuales son: el Ambulatorio Básico, en el cual persona recibe atención en un centro de atención primaria (CESFAM); el Ambulatorio Intensivo, que implica una atención interdisciplinaria en un centro especializado y el Residencial, que consiste en la estadía del usuario en el programa durante el período suficiente para que logre autonomía y continúe su tratamiento en una modalidad ambulatoria.
El primer paso
La mayor parte de los usuarios adultos que se atienden en los programas de tratamiento de SENDA en la región se encuentra en el rango de 36 a 40 años, a lo cual le sigue el grupo de 31 a 35 años y luego el rango de 26 a 30 años. Se trata de personas que, tras acudir a un centro asistencial, ser diagnosticados con un consumo problemático y cumplir con los requisitos, inician un tratamiento.
“Ellos vienen acá con una historia de vida muy compleja, son familias con un nivel socioeconómico bajo y en general son personas que han tenido dificultades para la gestión de las emociones por lo que caen en el consumo”, comenta María Pía Valdés, psicóloga del centro de atención ambulatoria intensiva Despertar.
En esa misma línea, la Técnico en Rehabilitación del mismo centro, Pierina Rubina, señala que “ellos llegan muy afectados emocionalmente, sienten que todo está perdido, pero aun así buscan ayuda. Y conforme pasa el tiempo se van a estabilizando, van logrando sus propios objetivos y metas”.
Una atención multidisciplinaria
En los programas de tratamiento ambulatorio intensivo y residencial la atención es integral, a través del trabajo de diversos profesionales. “Nosotros trabajamos en tripleta (psicóloga, técnico en rehabilitación y trabajador social) y abordamos todas áreas de la persona: lo familiar, lo social, el tema económico, sus emociones; haciendo un trabajo profundo que sea relevante para su proceso de tratamiento”, explica María Pía Valdés.
A través de este trabajo, el equipo le entrega herramientas para enfrentar situaciones de riesgo y evitar llegar al consumo. “El psicólogo aborda el tema de las emociones, mientras que mi rol es entregarle (al usuario) técnicas de afrontamiento para ciertas situaciones, técnicas de relajación y de prevención de recaídas en las que aprenden a identificar los signos de alarma”, indica Pierina Rubina.
La familia como factor principal
Según los profesionales del centro, una gran parte de los usuarios que decide someterse al tratamiento lo hacen por sus familias, cuyos miembros se distancian de ellos a causa de su consumo. Y es precisamente ese apoyo familiar el que les facilita alcanzar la recuperación.
“Esa fuerza que viene muchas veces desde los hijos, del amor que sienten por personas que están en su entorno y que le demuestran a ellos, tiene un impacto muy grande en su rehabilitación”, asegura Valdés, quien agrega que “es muy relevante ese apoyo a la persona que está pasando por su tratamiento, porque también es una carga muy grande el (hecho de) poder dejar el consumo”.
Por eso el tratamiento también involucra a los familiares, donde se intervienen aspectos que van desde el trato entre las personas hasta la reparación de temas de la infancia.
La reintegración social
Desde el inicio del tratamiento, los usuarios reciben todo tipo de herramientas formativas y planifican, junto a los profesionales, sus metas laborales y personales. “Se fijan objetivos y se les va haciendo seguimiento de manera mensual o trimestral para habilitarlo en lo socio ocupacional”, explica la directora del centro Despertar y agrega que “el trabajador social evalúa las necesidades de integración del usuario, hasta qué curso llegó, cuál es su nivel ocupacional, en qué se desempeña y luego ejecuta talleres de nivelación de estudios y colocación laboral”.
Adicionalmente, a través de un trabajo en red con otras instituciones, se les entrega información sobre beneficios sociales y otros, de tal forma que, al momento de alcanzar su recuperación, puedan desenvolverse en la sociedad y recuperar su autonomía. “Tenemos vinculación con la OMIL, el Serviu para que opten a los subsidios habitacionales y la idea es que empiecen a utilizar la red”, señala Galaz.
Tras realizar el alta terapéutica, los profesionales hacen un seguimiento de la situación general del usuario, cuyo tratamiento puede continuar en un programa de menor complejidad, según sea el caso. “Nosotros les decimos que el tratamiento sigue, que ellos tienen que seguir afuera reforzando y utilizando las herramientas que obtienen acá”, asegura Valdés.
La recuperación puede ser un camino largo y difícil, donde el apoyo de la familia y de la comunidad es fundamental. Es por eso que, durante todo el mes, SENDA Atacama ha estado realizando diversas acciones de difusión asociadas a las vías de acceso a tratamiento y de los canales de ayuda, como una forma de brindar apoyo a quienes están en esta situación, además de promover la comprensión y la empatía en la sociedad respecto a esta enfermedad crónica recuperable.